Ya no me acuerdo si tus ojos eran marrones o negros...

Decididamente me dispongo a escribir algo de lo que estoy orgullosa: Te he olvidado. No creía ser capaz de anunciarlo tan fácilmente pero sí, es cierto, lo he hecho. Ya no lloro por ese final que me quitó parte de mi tiempo, ni siquiera se me acelera el corazón cuando hablan de ti o te veo. He sufrido, mucho. Tanto que solo de recordar esas noches tan frías y desiertas esperando una señal que me demostrara que tú tampoco habías dejado de pensar en mí, se me encoje el corazón en un puño. Recuerdo el dolor y las lágrimas como algo pasado, algo que no se repetirá. Ya no e de fingir felicidad, simplemente la siento. Dejo que fluya por mi cuerpo y la demuestro con una sonrisa en la boca y una mirada simple, feliz, una que desde hace tiempo no veía. Y durante este jodido tiempo me he dispuesto a prometerme que no me volverá a pasar nunca más, porque si de algo tengo que alegrarme es de que pasara y no llorar porque terminó.